La primera prueba de que hay vientos favorables para la agenda geopolítica de México es la consideración de Alicia Barcena como próxima secr...
La primera prueba de que hay vientos favorables para la agenda geopolítica de México es la consideración de Alicia Barcena como próxima secretaria de Medio Ambiente, pues si bien sus conocimientos en materia ambiental son técnicos y su experiencia política es internacional, justo este último rasgo permite abordar una crítica recurrente en el gobierno del saliente Andrés Manuel López Obrador: la agenda ambiental contra el cambio climático.
Bárcena ha manifestado su intención de guiar a México hacia un futuro de energías renovables, una demanda urgente tanto a nivel nacional como internacional. En su rol actual como secretaria de Relaciones Exteriores, ha subrayado su compromiso con la lucha contra el cambio climático y la reducción de gases de efecto invernadero, objetivos cruciales para la sostenibilidad ambiental del país.
La invasión de Rusia a Ucrania ha complicado la agenda global en materia de combate al cambio climático, destacando la dependencia de los hidrocarburos y la necesidad de un giro hacia fuentes de energía más limpias. En este contexto, Bárcena ha identificado como su principal prioridad la promoción de energías renovables, como las solares, eólicas, hidroeléctricas y el uso de gas natural, que aunque es un combustible fósil, es más limpio que el petróleo y el combustóleo.
La expectativa es alta, ya que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha iniciado una agenda menos centrada en el extraccionismo. Con la doctora Claudia Sheinbaum, quien posee una sólida preparación en temas ambientales, se espera que este enfoque se profundice. Bárcena tiene ante sí la oportunidad de consolidar un cambio significativo en la política ambiental de México, un reto que, si es abordado con eficacia, podría posicionar al país como un líder en sostenibilidad en la región.
La designación de Alicia Bárcena como titular de la Semarnat es un movimiento estratégico y esperanzador, pero lleno de desafíos. Su éxito dependerá no solo de su capacidad para gestionar y dirigir la agenda ambiental, sino también de su habilidad para asegurar el apoyo y los recursos necesarios para implementar cambios significativos. La transición hacia energías renovables y la lucha contra el cambio climático no solo es un imperativo ambiental, sino una necesidad económica y social para el futuro de México.
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